Dar término de giro de un negocio implica una serie de trámites ante el SII, cuya plataforma permite realizarlos de forma online y expedita. Sin embargo, pocos hablan de lo difícil que es tomar la decisión de poner fin a lo que algún día fue un sueño y hoy se vuelve inviable.
Esta semana, Natalia Rojas nos hizo llegar la siguiente pregunta a Diario de un emprendedor: Quiero cerrar mi negocio para siempre. ¿Qué debo hacer?
Hola, Natalia. Primero que nada, debes dar aviso formal de término de giro ante el Servicio de Impuestos Internos (SII). Este es un trámite que puedes hacer directamente en el sitio web del SII, a través del formulario 2121 (también puedes realizarlo en la oficina de este organismo que corresponda al domicilio de tu emprendimiento; si lo haces online, recuerda que necesitarás una firma electrónica). Tienes un plazo de hasta dos meses para completar este proceso luego de que cesaste actividades.
Hacer el término de giro es un paso indispensable para que tu negocio deje de estar afecto al pago de impuestos; de lo contrario, te expones a multas y a cobros de tributos por no haber regularizado tu situación. Cuando inicies los trámites, el SII revisará, entre otras cosas, que no tengas pagos pendientes. Si estas al día con toda tu información tributaria, te expenderá un certificado con el cual deberás ir a la municipalidad donde sacaste la patente comercial para darla por terminada. Todo este proceso tiene un costo que varía según la situación de cada empresa; también es importante consignar que el SII tiene la facultad de dar por terminado el giro de un negocio si presenta 36 o más meses sin movimientos.
Te recomiendo que durante todo este proceso trates de contar con la asesoría de un contador, ya que entre los trámites requeridos por el SII está la presentación del último balance de la empresa y la eliminación de los folios correspondientes a la documentación electrónica del negocio. En el caso de que tengas trabajadores el proceso es algo más complejo, por lo que te sugiero la guía de un experto.
En la página del Servicio de Impuestos Internos está muy bien explicado el paso a paso. Lo que nadie nos dice es cómo afrontar psicológicamente este período, que suele ser muy difícil y lleno de contradicciones. De eso quisiera hablarles hoy: de la importancia de cerrar bien las etapas para poder comenzar de nuevo.
Al terminar un negocio uno vive un duelo. Primero está la incertidumbre: las cosas no están funcionando, estoy perdiendo dinero, no estoy creciendo lo suficiente para seguir avanzando. ¿Será que tengo que dejar ir este proyecto? Tomar la decisión de hacer término de giro significa que ya no hay vuelta atrás; una medida que se toma solo cuando la situación es irremontable.
Asumir que lo que alguna vez fue nuestro sueño no da para más es muy estresante. En mi vida laboral me ha tocado vivir esta situación dos veces: cuando debí cerrar mi tienda de ropa y cuando terminamos un segundo almacén que instalamos en Peñalolén. En el primer caso, hasta hoy me arrepiento de no haber asumido cuando correspondía que no daba para más, porque insistí e insistí y lo único que logré fue quedar endeudada (y eso que no tuve que pedir un préstamo para iniciar mi negocio; si no, la situación habría sido peor). En el caso del almacén estaba haciendo muchas cosas distintas: tenía dos locales, un jardín infantil, una tienda de ropa y además estaba empezando mi pyme de tecnología. Por otro lado, el negocio estaba mal ubicado y no estaba funcionando. Había sí o sí que ponerle punto final.
Pese a que es una decisión dura, hacerlo genera una gran sensación de tranquilidad. Es necesario cerrar ciclos antes de que uno empiece a pasarlo mal, porque entonces ponemos en riesgo no solo nuestra economía, sino también nuestra salud mental. Es difícil, pero hay obligarse a cambiar el switch rápido, hablarle al yo interior y terminar la historia, cueste lo que cueste. Es muy sano perder la vergüenza y compartir los sentimientos con amigos cercanos, o con la pareja. De ellos y ellas vendrá una palabra de aliento que de seguro nos hará mirar todo con otra perspectiva.
Hay que dar vuelta la página, y para eso es crucial no cuestionarse más lo que no se hizo o lo que se pudo hacer. De seguro será una experiencia enriquecedora para nuestra vida y, si decidimos emprender en otro rubro, tendremos una base para evitar cometer los mismos errores.